Historias

Tozal del Mallo 1976

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Camino del Vignemale

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Monte Kenia.

Vía Atlántida al Monte Kenia, 5.199 metros 1983

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Oeste del Naranjo de Bulnes

Naranjo de Bulnes. Pared Oeste, vía Rabada-Navarro 1981

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Las Animas, rememorando.

El veintiocho de abril de mil novecientos setenta y cuatro, junto a Oscar Subirana, Miguel Diez pisamos la cumbre de las Animas, formación rocosa que se encuentra entre Taganana y Almaciga y que hasta esa fecha era la pared aun no escalada en Tenerife.

Cincuenta años y seis meses después, el 7 de noviembre rememore aquella escalada Junto a Miguel Diez y un grupo de amigos.

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Arista O.S.O al Toubkal 1980.

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Travesía cara norte y oeste del Teide. Invierno de 1979

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Espolón de los franceses.

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Pared sur del Valdecoro.

                Después de una atormentada noche, de las que suele ofrecer un billete de segunda en la R.E.N.F.E con sus “amplios” asientos, llegamos a Santander. Es medio día y reina un gran ajetreo en la estación, mientras Frias se queda junto a las mochilas me acerco a ver dónde y a qué hora salen las guaguas para Potes, me dicen a las 11 horas, recogemos todos los bultos y nos dedicamos a buscar un restaurante barato para almorzar. Es la primera vez desde que salimos de Tenerife, hace unos diez días que no comemos en serio y esta comida nos sabe a gloria.

                Después de almorzar dejamos los trastos en el restaurante y salimos a pasear por el puerto, compramos una bombona de gas y con una hora de retraso salimos para Potes. La guagua rueda rápidamente y pronto dejamos atrás la capital enfilando hacia el espléndido valle de Liévano. Alcanzamos Aguilar de Campoo y después de recoger algunos pasajeros más, continuamos viaje. Poco a poco el valle de Liévano nos va mostrando su esplendor. Este valle de márgenes muy abiertos, casi parece una llanura, pero sus montículos y colinas de un verde casi pecaminoso, hace que la vista goce plenamente de tanta belleza. Un grupo de casas aquí un pueblo mas allá salpicado todo de las típicas construcciones montañesas, ganado y sembrados . Son solo algunas de las cosas que podemos apreciar por los cristales de la guagua. Todo esto nos recuerda a nuestra isla.

                Después de casi cien kilómetros, el valle se estrecha y penetramos en las estribaciones de los Picos de Europa, ahora es todo muy angosto, altas paredes calizas se levantan a ambos lados de la carretera -pensamos en que si tuviéramos estas paredes en casa nos daríamos por satisfechos- pero esto son solo la base del macizo, mas arriba es donde está la verdadera montaña. Y así en una pequeña vega se encuentra Potes. Son casi las veinte horas y tenemos que hacer verdaderas filigranas para coger la guagua que nos ha de llevar a Espinama.

                Una hora después estamos al pie de la estación del teleférico de Fuente De. Hay neblina muy baja y creemos que traerá mal tiempo. Montamos la tienda en el prado y después de cenar nos metemos en los sacos, no tardamos en dormirnos pensando en la escalada que emprenderemos mañana.

                Son las ocho cuando saco la cabeza fuera de la tienda, el tiempo se ha despejado y el Sol pega en las laderas de enfrente, mientras que arriba, muy alto, en la cima de Peña Remoña la caliza parece incendiarse al contacto con las primeros rayos de sol.

                Bajamos a Espinama por la carretera, mas de tres km, y nos metemos de cabeza a desayunar en medio guachinche que nos saca una leche de vaca recién ordeñada que tumba para detrás. Después de satisfacer nuestros estómagos dirigimos nuestras miradas hacia la pared Sur del Valdecoro que es la cual pensamos escalar hoy para ir entrando en ambiente.

                Tomamos la pista que partiendo de Espinama sube hasta el puerto de Aliva  y continua hasta Sotres, al otro lado del macizo. Hace calor y la subida se hace agobiante pero pronto abandonamos la pista  y tomamos un estrecho sendero a la altura de los Invernales de Igëdri que enseguida penetra en una tupida maleza que nos da el fresco y la sombra que deseamos. Al poco desembocamos en una empinada pedrera, vemos un árbol partido por un rayo y enseguida estamos al pie de la pared.

                La vía comienza en la parte central de la pared por una especie de espolón bastante tumbado y que recorremos en su totalidad sin encordarnos ya que las dificultades son casi nulas. Al pie de una estrecha chimenea nos encordamos y preparamos el material. Ataco este primer largo nada bonito y cuarenta metros más arriba encuentro un buril en el cual monto la reunión, llamo a Frias y pronto está a mi lado. Emprendo el segundo largo por una vertical pero corta fisura para así alcanzar la parte final del espolón que se funde con la compacta caliza. Y aquí nos encontramos los dos contemplando la vertical pared que se levanta ante nosotros y la impresionante caída que hay bajo nuestros pies.

Frias comienza nuestro tercer largo, que es en artificial con una comprometida salida en libre, le hago una foto en el momento de salir de los estribos, como los seguros están puestos pronto alcanza la reunión y me llama, como voy de segundo no utilizo los estribos y lo doy en A0. Esta reunión donde ahora nos encontramos es muy aérea apenas cabemos de pie. Los clavos de la reunión están todos retorcidos como si hubieran aguantado la caída de alguien, momentos después cuando Frias comienza a dar el cuarto largo por la vertical placa carente de presas que se levanta sobre nuestras cabezas comprobamos que el que “voló” arranco los buriles de la placa –pues en la guía que tenemos de la pared este tramo lo marca de escalada artificial,- ahora y sin ningún seguro la placa es dura. Frias poco a poco va aprovechando el más mínimo resalte y va acercándose al techo oblicuo el cual flanquea por la derecha ayudándose de un cordino viejo pasado por un puente de roca y un clavo de “U” –este paso pensamos que es de Vº. Momentos después desaparece de mi vista y la cuerda comienza a deslizarse con más rapidez por mis manos indicándome que la dificultad disminuye. La cuerda se acaba y subo recuperando el material y al poco nos encontramos de nuevo juntos en la reunión llamada de los “encajes” por la forma de la roca.

                Los siguientes dos largos me tocan a mí. El primero está, marcado en la guía de Vº, pero después de recorrer toda la longitud de la cuerda por un terreno vertical, pero con gran cantidad de presas, vemos que este largo está mal catalogado y le damos cuarto grado. Después de esta tirada, estamos contemplando el paisaje, bajo nuestros pies se extiende un manto de verdor, las pendientes se han se han vuelto llanas ya no hay sentido de la verticalidad, todo se ha fundido para ser un hermoso día de escalada.

                Unos buitres nos pasan muy cerca, extrañados por esos seres que no son de la pared, la verdad es que son una maravilla, sus grandes alas hacen que silben la brisa a nuestro alrededor.

                Según el croquis, nos quedan tres largos hasta la cumbre y el primero que viene es de quinto más. Con un poca de temor comienzo, pero pronto compruebo que tampoco este tramo está bien catalogado, pues es difícil, pero no más y cuando se acaba la cuerda para mi sorpresa me encuentro en la cumbre. Grito de alegría y llamo a Fría, momentos después nos abrazamos en la cima. Todo a nuestro alrededor es grandioso y si no lo fuera, lo haría nuestra alegría. Ya solo queda bajar.

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Abriendo la Calole

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