Toubkal 1980 arista O.S.O.
Son las tres de la madrugada, aun dentro del saco de dormir contemplo el negro cielo del ALTO ATLAS es difícil describir el espectáculo que es.
Llamo a Miguel y salgo del saco, preparamos algo de comida, calzamos los crampones y nos ponemos en marcha. El Tizi Ouano 3.604 m. (Tizi = collado) va acercándose paulatinamente. De aquí parte la arista O.S.O. al Toubkal, nuestro objetivo en el día de hoy.
Tenemos gran ilusión en esta arista, hemos leído sobre ella y sabemos que aunque es poco su desnivel –tan solo quinientos metros- su recorrido es superior a mil quinientos metros de escalada -. Aproximadamente una hora nos cuesta llegar al pie de la pendiente que nos conducirá al collado. Esta es fuerte pero la ascendemos con rapidez. Llegamos a esté aun de noche, la vertiente Sur nos saluda con un frio viento que se cuela por nuestras prendas de abrigo, lo cual nos obliga a colocarnos los kagules.
Como el día tardara en despuntar nos acurrucamos junto a unas rocas. El tiempo pasa con gran lentitud, las primeras luces del alba viene a mostrarnos el más imponente espectáculo que puede presentar la cordillera del Atlas. Antes nosotros y bajo nuestros pies la inmensa vertiente Sur del Toubkal. Nos asombra el tremendo desnivel entre la cumbre y el valle –este es de unos dos mil metros-. A medida que el Sol se eleva los valles se van desprendiendo de su velo de sombras que dejan paso a las verdes aguas del lago de Ifni, él cual recoge este preciado líquido de esta vertiente del macizo. Cada rayo de este Sol mañanero va penetrando en esta grandiosa vertiente haciendo que cada couloir destelle con luz propia. Cada espolón toma la forma de gigantes que guardan mil secretos a los ojos de dos intrusos insignificantes que se acurrucan bajo una de sus lanzas.
Dejamos nuestro abrigado refugio y después de sacar algunas fotografías intentamos encontrar el punto de comienzo de la vía.
Después de dudar unos minutos nos decidimos por una canal vertical que asciende en oblicuo y que parece conducir a la cima del gran resalte. Lo que parece fácil al principio, lo deja de ser a poco que subimos, lo que viene a confirmar que no vamos por el itinerario original pues no corresponde la dificultad que estamos encontrando con la del croquis y con lo que nos han dicho. Pero ya estamos embarcados y continuamos escalando.
Después de una precaria reunión a mitad del canalón Miguel logra alcanzar la cumbre del monolito y al poco nos encontramos juntos en la cima. Los músculos comienzan a encontrar su ritmo y el marco donde estamos desarrollando la escalada es para llenar el espíritu menos sensible.
Desde la cima del monolito continuamos por una arista a caballo entre las vertientes S.O y N.E. El Sol pega de lleno pero atenuado por el continuo viento que nos acompañara todo el día. Vamos a muy buen ritmo embriagados por la belleza de la vertiente sur que va desde el Tizi Ouano hasta el Ouimlilare. Es un continuo mar de espolones y canales a cual más empinado que se pierden en el abismo.
Nuestras miradas se posan a lo lejos, en los Oasis encajonados en los fondos de los valles marcando el comienzo del desierto que con su color ocre contrasta fuertemente con el azul del cielo, formando una línea de color solo rota por el macizo del Anti Atlas con sus cumbres más altas cubiertas de nieve. Este año ha sido especial y las precipitaciones en forma de nieve son mayores a lo normal para la época, lo cual nos alegra.
Estamos aun contemplando lo que nos rodea cuando nos encontramos metidos de lleno en el segundo resalte, este lo escalamos por su lado Sur, por una serie de canalizos y chimeneas que vienen a darle una nota de dificultad y belleza. Pronto estamos de nuevo sobre la arista por un terreno fácil alcanzamos la primera torre. Aquí nos encontramos con que nos separa unos veinte metros de la continuación un collado al cual cae verticalmente unos cuarenta metros la pared donde nos encontramos. Buscamos un lugar para descender destrepando y creemos que retrocediendo unos metros podemos rodear esta torre. Así lo hacemos y emprendemos el descenso de un empinado corredor para abandonarlo por la izquierda donde encontramos unas repisas, las cuales parecen rodear el resalte por el Este.
Miguel comienza a seguir la vira pero pronto veo que da media vuelta y regresa, “por aquí tampoco hay nada que hacer”.
Un tanto decepcionados volvemos sobre nuestros pasos. Esta vez logramos destrepar unos metros y encontramos una vieja clavija la cual utilizamos para rappelar “este es el camino correcto” le grito a Miguel que pronto se encuentra a mi lado. Pasamos las cuerdas por la anilla y en un instante nos encontramos soportando un fuerte viento que sopla en el collado. La nieve al Sol se hace resbaladiza y hay que tomar precauciones con la que cubre la roca. Ante nosotros unas lisas placas nos cierran el paso directamente, por lo que hay que emprender una travesía por la vertiente Oeste de los murallones para encontrar un estrecho couloir que desemboca de nuevo en la arista.
La nieve en la sombra aun esta dura, incluso hay verglás en las rocas. La escalada no es difícil pero si delicada en algunos momentos, unos últimos pasos de roca muy bonitos nos dejan sobre la segunda torre. El Sol está bastante alto, no sabemos qué hora es. Nos parece que llevamos escalando mucho tiempo. Pensamos en nuestros compañeros que suben por la vía normal (Ikibi Sur). Quizás los encontremos allá arriba en la cumbre, “sería estupendo”. La cima aún se ve distante incluso la del Toubkal Oeste parece inalcanzable, tenemos ganas de llegar.
Aún nos queda una torre que escalar para salir de la arista. Por si nos parecía poco la escalada la ampliamos equivocándonos de nuevo y salimos de la ruta original. Comenzamos una larga travesía de tres largos de cuerdas fáciles de gran espectacularidad pues estamos volando sobre un abismo de más de dos mil metros. Al final del tercer largo es imposible continuar con la travesía y no nos queda otra que volver para detrás y buscar el itinerario normal o escalar las paredes por encima de nosotros. Optamos por esta última solución y atacamos una corta pala de nieve muy empinada adosada a la roca la cual al estar blanda hace fastidioso el avance por este motivo la abandonamos por la derecha una vez recorrido veinte metros, donde encontramos una minúscula plataforma y nos paramos para ver la continuación.
A nuestra izquierda continua la pala que termina en una corta pared que suponemos que será la cumbre de la segunda torre. A la derecha es impensable continuar y sobre nosotros la roca es vertical y bastante lavada. Yo continuaría por la izquierda, pero Miguel esta mas por la línea recta y me convence. Al momento está superando los primeros y delicados pasos los cuales se encuentran mojados y al poco lo pierdo de vista tras un resalte.
El tiempo pasa lentamente y la cuerda se desliza por mis manos lentamente lo que me hace suponer que Miguel está encontrando dificultades, para cuando me estoy haciendo esta reflexión le oigo que me llama. Comienzo a subir y puedo apreciar el buen hacer del compañero. Ya estamos juntos, bajo nuestros pies la última canal, las ultimas presa, las dificultades quedan atrás, por delante solo una ancha arista sube hasta la Tete Ouanun. Sentados sobre las mochilas la emprendemos con la comida pues apenas hemos probado bocado desde que salimos del refugio. Hacemos algunas fotos he intento ver si logro filmar pero la maquina sigue sin querer. Tiramos parte del agua de nuestras cantimploras y nos ponemos en marcha. A partir de aquí todo es monótono, solo un paso tras otro por esta interminable pedrera y nieve blanda.
Cuando alcanzamos la cima del Toubkal Oeste es en el único momento en que nos damos cuenta lo que hemos hecho hoy y se acrecienta nuestro cansancio. En esta cima solo estamos unos minutos. Por el Este se ven unas series de cirros que pasan rápidamente sobre nosotros, parece que los pudiéramos alcanzar con la mano.
Comenzamos a descender los cien metros que nos separa del collado que forma la unión de los dos Toubkales y es cuando nos damos cuenta que hay un grupo de personas que bajan y otro que sube, tenemos la ilusión que sean nuestros compañeros. Nos cruzamos con quienes bajan, son los suizos, los saludamos y continuamos nuestro camino. A la vuelta de un resalte rocoso encontramos a nuestros compañeros. El encuentro es de gran alegría lo que pone de manifiesto una vez más que la amistad en la montaña es lo que nos mueve.
A gritos les contamos nuestro día hasta aquí y ellos hacen lo mismo y continuamos juntos los últimos metros hasta los cuatro mil ciento sesenta y cinco metros del Toubkal. Cumbre prominente del África del Norte.
Abrazos y bajo nuestros pies toda esta parte del continente. Nos céntimos felices pues hemos realizado una vez mas otro de nuestros sueños.
Ninguno pensamos en la bajada.